Puente de Tacoma (efecto de resonancia)
Todo se
remonta a 1938 en Washington, donde se hablaba desde hace un tiempo de la
posibilidad de construir un puente
que uniese la ciudad de Tacoma con la península de Kitsap. La falta de
fondos hizo que fuera difícil llevar a cabo el proyecto, pero finalmente Leon
Moisseiff (diseñador del Golden Gate y el Puente de Manhattan) presentó una
idea donde a cambio de reducir algunas de las especificaciones del puente se
podría construir relativamente barato. Dos años después, el 1 de julio de 1940,
se inauguró el puente.
1.600 metros de longitud y
pensado para que 60.000 coches al día lo cruzaran. El puente
automáticamente se convirtió en el
tercer puente colgante más grande del mundo.
Una
calamidad que se presenciaba a diario
Aquí comienza lo interesante, y
es que desde el primer día de la inauguración las personas que lo cruzaban ya
notaron algo: el puente oscilaba
siempre que había un poco de viento. Los ingenieros rápidamente salieron
a tranquilizar a las personas, advirtiendo de que era algo normal y no había de
qué preocuparse. Y en cierto sentido lo es, a pesar de ser de acero y hormigón,
una estructura tan grande no es 100% rígida y sufre ligeramente las presiones
del aire. La gente empezó a acudir a Tacoma sólo para ver el puente
balancearse, como si de una atracción turística se tratase.
Hasta el 7 de noviembre de 1940, el día en el que
el puente dijo que era suficiente. Con una media de unos 68 km/h ese
día, el puente en principio debería haber aguantado sin problemas. Estaba
diseñado para soportar vientos de hasta 200 km/h según los ingenieros. Los
cálculos parecen ser que estaban mal hechos, el puente comenzó a ondularse más
de lo normal (que ya de por sí era preocupante).
Ante tal fenómeno comenzaron a
acudir personas a presenciar el puente. También periodistas, que pudieron
grabar los fascinantes vídeos que nos han llegado hasta día de hoy. El puente
no solo se tambalea creando una especie de olas, sino que también lo hace en su anchura, creando las
hipnóticas imágenes
¿A
quién se le puede echar la culpa de esto? Evidentemente a los responsables de la
construcción del puente, pero si queremos buscar al causante real de que no
aguantase las rachas tenemos que recurrir a la física. El primer culpable que
siempre sale y se creyó que realmente lo era durante muchas décadas es un fenómeno
llamado resonancia. Pero el causante real (o por lo menos el que a
día de hoy creemos que lo fue) es la autoexcitación aerodinámica o
aeroelasticidad. Sí, suena excitante.
Lo primero que tenemos que entender es qué es la resonancia. Este
fenómeno se caracteriza por conseguir que la vibración de un elemento crezca
sin parar hasta romperlo. ¿Te suena eso de alguien gritando hasta romper las
copas de vino? Es resonancia. Para que se produzca, hay que conseguir que las
oscilaciones propias del objeto coincidan con las de la fuerza externa que está
excitando/impulsado el objeto.
El ejemplo más fácil para
entenderlo y que siempre se utiliza es el de un columpio. Tiene su propia
oscilación continua y a ello se le suma el impulso de una persona desde detrás.
Ese impulso se hace en concordancia con el balanceo del columpio, para que así
sea suave y cada vez más fuerte. Se dice que el columpio entra en resonancia
cuando los impulsos están sincronizados.
El
puente de Tacoma Narrows estaba sujeto a este fenómeno físico. Las brisas del aire entre
los 30 km/h y los 40 km/h provocaban sobre el puente los llamados
vórtices de Von Kármán, que se generan cuando el aire encuentra un obstáculo.
Estos vórtices generaban unos remolinos que coincidían con las oscilaciones
propias del puente, por lo que desde el primer día el puente ondulaba
ligeramente y llamó tanto la atención.
El 7 de noviembre sin
embargo no fue este fenómeno el
que causó el colapso del puente. Hay dos razones obvias por las que no
era un efecto de la resonancia. La primera es que los vientos eran de 68 km/h,
velocidad a la que no coincidió con ninguna de las oscilaciones propias del
puente. La segunda es cómo se movía el puente, ya no lo hacía en forma de olas,
sino también sobre su propio eje central creando una especie de torsión.
Según los diversos estudios que
se han realizado posteriormente, el
colapso se lo debemos a la autoexcitación aerodinámica, un fenómeno que
se produce cuando un objeto entra en contacto con una corriente de aire. Las
corrientes de aire, si son lo suficientemente fuertes como para mover un
objeto, provocarán que este se mueva para adaptarse a las distintas presiones
que lo rodean. En consecuencia, el aire genera unas condiciones distintas
debido al movimiento del objeto. De nuevo esto provoca un movimiento en el
objeto que de nuevo generará nuevas condiciones en el aire... hay dos
resultados posibles: o se estabiliza la corriente y el objeto o siguen
alterándose cada vez con más intensidad hasta reventar.
El puente Tacmo Narrows genero la
segunda de las opciones. En velocidades más bajas cuando había resonancia los
remolinos de viento que generaban los vórtices de Von Kármán entraban por
encima y por debajo del puente, pero lo hacían a una velocidad suficientemente
lenta como para que el puente acabase su oscilación a tiempo y ambos remolinos
se anulasen el uno al otro. A 68km/h fue distinto, los remolinos de viento que se generaron por vórtices de Von Kármán eran
más veloces que el periodo de torsión del puente, por lo que el remolino
salía antes de tiempo por un lado que, por el otro, cuando la torsión era la
opuesta ocurría lo contrario.
Debido a esta inestabilidad entre
remolinos y torsión del puente se generaban vórtices más grandes en cada
ocasión, provocando a su vez
torsiones más exageradas que retroalimentaban de nuevo a los vórtices.
El resultado de algo así es evidente, en cuestión de una hora el puente no
aguantó más las ondulaciones y acabó hecho pedazos.
Rus, C., 2021. El colapso del puente Tacoma Narrows: cuando la naturaleza nos dio una ejemplar lección de física. [online] Xataka.com. Available at: <https://www.xataka.com/otros/colapso-puente-tacoma-narrows-cuando-naturaleza-nos-dio-ejemplar-leccion-fisica> [Accessed 15 June 2021].
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